Hay que ser optimista siempre, como decía un escritor, "aunque sea para hacer la puñeta a los demás, merece la pena el esfuerzo"
Como ya dije en su día, tengo mucha elegancia, y no soporto ni un cuadro torcido, ni un volumen del televisor estridente. Que es verdad que tengo baja resistencia a las críticas, pero porque soy hiper auto-crítica y flexible con los demás y severa conmigo misma. A lo que tengo una resistencia 0, cero, cero, es a los insultos o a las malas intenciones.
Y no miento, soy en muchos aspectos "una niña grande". De hecho,me encantan los niños y sintonizo con ellos al minuto. Por eso no me dolió que me dijeran que ya era yo mayor... Porque por dentro, en mi cabeza, me siento joven. Y no es coquetería mía decir que no represento más de 30, es la realidad. La cara es el espejo del alma, y como soy juvenil por dentro, así aparezco por fuera. Tampoco me afectó lo de "soltera", porque es sinónimo de libre, y cuanta mujer maltratada, por Dios, con lo feminista que es una (Diccionario: feminismo= doctrina que defiende que la mujer sea igual al hombre ; es que hay quien "pervierte" el concepto, y hace una sinonimia inversa de feminismo con machismo, y nada que ver...), a ver si no va a ser una dicha estar libre. Y he tenido dos novios el año pasado, luego no debo de estar tan mal... ¿No? Hay quien me envidia por ambos, porque hace ya más de dos años que no ligan ni nada... Pero a mí me hubiera gustado no tener ningún novio el año pasado, o haberlo tenido y que hubiera durado, siempre que hubiera sido para bien.
Lo de jueza frustrada me lo paso por la nariz... Y eso lo sabe Carlos el primero... Me da igual.
O sea, a mí lo que me afectó mal, muy mal, lo que me ofendió en lo más hondo es que esa persona no que dijera algo que no me gusta, como dice el invitado (y lo de las conjuras, ya se sabe, hay un libro que habla sobre "la conjura de los necios...", y además, ni soy parte activa del clero ni de ningún partido, ni de un sindicato. Vamos, es que ni de una ONG... Yo hace tiempo ya que abandoné "las cruzadas", salvo la secretarial, que es la única que es mía...), a mí lo que me hirió como si exactamente me hubieran metido una patada en el estómago fue que se cachondeara de mi etapa de opositora(la que está viviendo ahora Amelie), eso fue lo que me hizo irme directamente a la cama y no poder evitar el echarme a llorar. Eso sí que es
¿Cómo se puede tener esa maldad? Como decía el inefable Shakespeare: "Se ríe de las heridas, quien nunca fue herido" (Romeo a Mercucio, cuuando éste se burla de las penas de amor de aquél...). Se me vinieron a la mente esos pasillos interminables del Tribunal Supremo, ese nudo en el estómago y esa espina en la garganta que no acababan hasta que exponía los cinco temas, ese tren de madrid al sur con el suspenso del último examen bajo el brazo, el grifo de agua que abría por la noche para que no me escucharan llorar... Eso es como burlarse de una persona que después de años enferma, ha recuperado la salud por fin, y le ha ganado la batalla a la enfermedad. Y no porque me entre "complejo de inútil". Ya mi 1º preparador ha ascendido hasta el Tribunal Supremo, y en los dos primeros años de mi preparación calificaba mi nivel de alto.
Pero mi suerte, que yo calificaba de pésima, resultó todo lo contrario.
Porque fui a Plaza de Castilla por primera vez, y allí estaba mi destino sin yo saberlo. Y me encontré con un Tribunal de Secretarios, que habían expulsado a la candidata anterior, y que me recibieron con caras muy serias, pero que en cuanto empecé a desgranar los temas empezaron a cambiar de semblante, y aprobé por primera vez el procesal. El sustantivo era el segundo, y también lo saqué. Y probablemente cuando vi mi plaza en el BOE lloré de dicha, de satisfacción, de plenitud. Eso no se puede describir con palabras. Había aprobado secretarios a la primera: Sin via crucis, sin malos recuerdos.... A la primera. Como el vini, vidi, vinci de los romanos. Llegué y arrasé(y no me quedé para septiembre, o sea, para la próxima). Y el cabello se empezó solito a poner cada vez más fuerte, y por fin pude rizármelo como siempre había querido. Y las facciones de la cara empezaron a relajarse solas.
Ser Secretario es algo muy digno. Una jornada para mí normal de trabajo es:
- Temprano, los mandamientos de devolución. Está la mente más despejada. Hay que tener cuidado con las cuentas
- Luego las propuestas de auto de jurisdicción voluntaria si hay, y si no, pues vigilo muy estrechamente las ejecutorias de las faltas. Reviso los planes de ejecución de Instituciones Penitenciarias sobre trabajos en beneficio de la comunidad, localización permanente, y los contrasto con el Decreto regulador del año 2005 a ver si se han cumplido todos los requisitos.
- Cuando el juez me plantea algo, lo medito. Y luego le traigo "una propuesta de solución". ¿Qué hacer con ejecuciones paradas? Pues me parece que archivo provisional, pero notificando. ¿Qué tal el rendimiento del personal? Pues le doy cuenta. Normalmente, de cada 10 propuestas que le hago, 8 le gustan mucho y las adopta.
- En consonancia con mi concepto de que los ciudadanos son los jefes, nunca dejo para el día siguiente una consulta, sea de un abogado, un procurador, o un ciudadano. Atiendo siempre las visitas, no digo nunca eso de "vuelva usted mañana". Ahí soy muy disciplinada. Y la gente en general prefiere siempre hablar con el Secretario, más que con el Juez.
- No me gusta dejar las deudas "en barbecho". Soy "implacable" con la vía de apremio... Lo reconozco
- Me preocupo por el bienestar de los funcionarios. Soy receptiva con ellos. Los conozco ya mucho, "como si los hubiera parido". Creo que podría hasta escribir una redacción de un folio mínimo sobre cada uno. No les grito. Pero alguna vez me que otra, como es lógico, me enfado. Y espero a que se me pase. Les resuelvo dudas a ellos también. Cuando necesito estudiar los casos, me los llevo directamente a mi despacho y les digo que cuando lo vea a fondo les digo lo que hay que hacer (en el destino en que estoy hay que trabajar contra-reloj, y hay veces en que hay que pararse y pensar bien). A veces se equivocan, como a veces el juez y y una misma. Y en realidad el que ha detectado el error es el que debe corregir al que está errado (da igual que sea juez, secretario o funcionario). Hay veces en que un funcionario se cree que un procedimiento está "vivo" y sigue adelante con él (si es que llevan muchos asuntos, normal...) y me doy cuenta yo que es que está "muerto, rip" y entonces pues le rectifico.
Y lo mejor que tiene este trabajo, como me dijo un Secretario de experiencia, que él mismo aprende a diario(lógico, cambian leyes por un lado, por otro se promulgan nuevas...). Es verdad. Eso es lo más bonito. Si lo dice él, que está destinado en mi misma provincia y lleva ya más de 20 años, fijaos cuanto me queda aun por descubrir. Mucho. Apasionante, porque me encanta saber cosas nuevas.
Sira