Son como nosotros: no sirven para nada y si desapareciesen nadie se daría cuenta, no hablan de sueldos en bruto anual, juegan a hacerse las víctimas como forma de vida, siempre llorando, tienen complejos frente a otros cuerpos "de igual categoría", se agarran a los burocratismos más risibles como si de argumentos se tratase, etc.
¡Hermanos, un abrazo!

#MeToo.