Eugene Luther Gore Vidal (3 de octubre de 1925, West Point, Nueva York, Estados Unidos -
31 de julio de 2012, Los Ángeles),1 2
más conocido como Gore Vidal, fue un escritor, ensayista, militar, guionista y periodista estadounidense, candidato al Premio Nobel de Literatura
Gore Vidal dijo una vez que había nacido para escritor, pero que fue criado para ser presidente.
En lo literario, se lo considera uno de los mejores escritores de la postguerra de Estados Unidos.Hombre de gran ingenio y suprema autoconfianza, Vidal nunca dejó de diseccionar lo que llamaba los "Estados Unidos de la Amensia".
Citas:"
"Cincuenta por ciento de la gente no vota, y cincuenta por ciento no lee los periódicos. Espero que sea el mismo cincuenta por ciento"."Tener estilo es saber quién eres, qué quieres decir y no importarte nada un diablo".
JULIANO EL APÓSTATA – Gore Vidal
Resulta inevitable comparar “Juliano” de Gore Vidal con “Yo, Claudio” de Robert Graves y es que el autor mismo hace referencia al clásico de Graves en su introducción tratando de anticiparse a las posibles críticas que pudiera recibir en cuanto a las fuentes de información de su novela.
Con eso en mente comencé la lectura de esta novela acerca del emperador romano derrotado por las fuerzas de la cristiandad para reestablecer el antiguo culto de los dioses grecorromanos. Se trata, y aquí una de las muchas similitudes aparentes con Graves, de una novela narrada desde la óptica del mismo Juliano que transcurre en un estricto orden cronológico desde su infancia hasta sus días como Augusto y eventualmente su deceso. De la forma en que está estructurada la obra al principio parecería que se trata de un clon más de las obras de Graves. Por si eso no fuera poco, la vida de Juliano fue muy similar a la de Claudio: príncipes perseguidos por las ambiciones familiares, en ambos un carácter más reflexivo que activo (al menos durante la infancia), dos personajes que eventualmente llegarían al trono gracias a las circunstancias y el amor de ambos por la lectura y el pensamiento helénico (si bien Claudio tenía mayor afición por la historia mientras que Juliano por la filosofía).
Hasta aquí todo esto suena un poco aburrido y seguramente repetitivo. Pero muy a pesar de mis comparaciones con otros clásicos y mi resistencia a enamorarme del libro, en él existe una cierta magia que al momento de concluirlo no queda más que admirarlo y entrañarlo profundamente. No sé si es la vida de Juliano por sí misma, el estilo de Gore Vidal o la atracción que genera esta época convulsionada de la roma imperial pero ciertamente fue una lectura, además de enriquecedora desde el punto de vista histórico, cautivante.
Precisamente la ferrea necedad de Gore Vidal de ampliar las fuentes históricas para su relato lo hacen mucho más completo que otras obras. Y esto se ve claramente en el mismo relato de la vida de Juliano al incluir a dos personajes adicionales como narradores de la misma: Libanio y Prisco, filósofos de la época con quienes Juliano tuvo una amplia amistad. El mismo Libanio dejó a la posteridad varios escritos sobre el emperador. El hecho de incluir las observaciones de estos dos personajes como parte de la trama la hacen no solo más rica sino también más dinámica con toques de humor inteligente como cuando Prisco comenta: “Nuestro Juliano –como todos nosotros-tiene algo de Tiberio en su carácter”, a lo que Libanio contesta: “La lasciva de Prisco es una inesperada consecuencia de su senectud. No tengo conciencia de que en mí exista algo de Tiberio, sino más bien todo lo contrario”.
Asímismo muchos de los hechos narrados por Juliano son refutados tanto por Libanio como por Prisco dejándonos una sensación de amplitud y veracidad en la trama. Incluso Gore Vidal presenta una bibliografía al final del libro en la que encontramos fuentes diversas como San Gregorio, Teodoreto y Edgard Gibbon.
¿Qué decir de la narración de la campaña persa de Juliano? ¿Y de la descripción de los misterios de Eleusis y Mitra? ¿O los sacrificios a los dioses antiguos y la resistencia de Juliano al establecimiento del cristianismo? Simplemente magistrales e inolvidables. Por no estropear la trama solo diré: uno de los mejores finales que he tenido la fortuna de leer.
Con esta clase de epílogos uno se pregunta si es normal (a riesgo de autonombrarse loco como el mismo Juliano) levantarse del lugar de lectura y aplaudir a un fardo de hojas:
“Ha terminado la edad de oro…Mientras tanto, los bárbaros están a las puertas de la civilización: Pero cuando rompan el muro no encontrarán nada valioso que tomar, solo reliquias vacías. Ha desaparecido el espíritu de lo que éramos. Así sea…La luz se fue con Juliano. Ahora no queda otra cosa que dejar que lleguen las tinieblas y esperar un nuevo sol y otro día, nacido del misterio del tiempo y del humano amor a la luz”.
