La partitocracia

Discusiones sobre la Administración de Justicia, los Secretarios Judiciales, etc.

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Carlos Valiña
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La partitocracia

#1 Mensaje por Carlos Valiña »

Interesane articulo de Juan Manuel de Prada.

Cada cual podra plantearse en que lugar del escenario se situa respecto a esta forma de pensar:

Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970), escritor, crítico literario y articulista, es autor, entre otros, de «Las máscaras del héroe», novela que publicó con 26 años y con la que deslumbró a la crítica española; «La tempestad» (Premio Planeta); «La vida invisible» (Premio Primavera y Premio Nacional de Narrativa); y «El séptimo velo» (Premio Biblioteca Breve). Como articulista, ganó los premios González Ruano, Mariano de Cavia y Joaquín Romero Murube.
—Se pregunta usted «si existe España», ¿por qué?
—Se trata de una pregunta provocadora para la conferencia del Aula de Cultura, pero partiré de esa célebre frase que dijo Zapatero de que es «discutible y discutido» que España sea una nación.
—¿Y tenía razón?
—Zapatero ha dicho muchas mentiras, pero también algunas verdades. Y ésta es una de ellas. Pocos conceptos políticos son tan discutidos actualmente como el concepto de nación. Se trata de un concepto liberal, puramente contractualista, por el cual un número de personas decide libremente asociarse para formar una nación.
—¿Y ese «contrato» ya no vale en España?
—En mi conferencia trataré de demostrar cómo el concepto de nación liberal no sirve para mantener la cohesión o el sentido de pertenencia de una comunidad política a un determinado territorio.
—¿Y eso tiene arreglo?
—Yo creo que los españoles tienen que reconocerse en su pasado. España no comienza con las revoluciones liberales ni con la Constitución de 1812, aunque fueran hitos muy importantes en la Historia de España.
—¿Teme que España «se puede romper», como vaticinaba el PP?
—Yo creo que cuanto menos nos reconozcamos los españoles en esa serie de hechos y realidades que han ido configurando España a lo largo de la historia, el peligro de ruptura de España será cada vez mayor. Y lamentablemente ya muchos españoles no se reconocen en hechos como la Reconquista, que no se aceptan en muchos ámbitos como propios de nuestra identidad. Y eso es lo que ha dado cohesión a los reinos de España durante mucho tiempo.
—¿Y existe la posibilidad de recuperar esas señas de identidad?
—¿Por qué no? Yo no creo en la fatalidad de la historia. Creo que el sentido común hace que los pueblos, cuando se dan cuenta de que el camino que han cogido les lleva al abismo, se detienen y retroceden hasta la bifurcación en la que se equivocaron.
—¿Y el «patriotismo constitucional» de Zapatero no tiene futuro?
—Ese patriotismo constitucional no tiene ningún futuro. La gente necesita ese sentimiento de pertenencia a cosas concretas que alimenten su vida y desde luego una ley o una Constitución es en el fondo no deja de ser un papel.
—¿Se refiere a que nos haría falta algo más «emocional»?
—No sólo emocional, también racional. Una ley no da ningún sentido de pertenencia. Hace falta reconocer vínculos históricos muy profundos. A los españoles, para pasar las aduanas del llamado progresismo, se les obliga ahora a renunciar a esos hechos históricos, culturales, religiosos, tradiciones, etcétera, que nos preceden y que han hecho de España lo que es. Es que si ahora no te carcajeas de los Reyes Católicos, te conviertes en un ciudadano de segunda fila.
—Sostiene Boadella que para ser «un buen catalán», según la corrección política impuesta en Cataluña por los nacionalistas, hay que ser «antiespañol»…
—Esa es la idea en la que se basan los nacionalismos: crear una identidad propia a costa de destruir la identidad común.
—¿Y si te sientes «español» no puedes ser «progre»?
—Claro. Y por eso hay que renegar de todos los rasgos y tradiciones religiosas y culturales españolas.
—¿Como la de los toros en Cataluña?
—Sí, pero todo esto es una consecuencia del concepto de nación en base a un puro contractualismo.
La crisis económica
—¿Qué cree que quedará de España tras la crisis?
—Más una crisis estamos en un cambio de era. Y creo que, aunque va a ser doloroso, lo que nazca en esa nueva época puede ser bueno. Podríamos recuperar una economía real y un fortalecimiento de los vínculos familiares, además de una recuperación de la fe. Lo que sí tengo claro es que el capitalismo financiero, que es lo que se está derrumbando, era una creación monstruosa.
—¿Estamos ante una crisis de valores, además de una crisis económica?
—Sí, estamos ante el fracaso de un modelo económico, político, moral, fundado en la obtención del beneficio. El temperamento del español siempre hace que cuando las cosas están mal, política, económica sy ocialmente, al final esto siempre se soluciona quemando iglesias, incluso algo de eso ya se empieza a intuir.
—¿Y no es posible que la religión salga beneficiada de esta crisis de valores y se convierta en una salida para muchas personas?
—Es posible, pero yo creo que la religión más que una buena salida debe ser una buena entrada. Los pueblos sin religión están condenados a la extinción. Solo la fe en otra vida es la que nos transmite fe para ser buenos en esta vida y ganarnos la otra. La historia demuestra que todas las civilizaciones que se han hecho descreídas han acabado desapareciendo.
—¿El llamado «Estado de Bienestar», que nació en la Europa occidental hacia la segunda mitad del siglo XX, puede ser pronto una quimera? ¿Cree que la globalización mezclada con la crisis no puede llevar a una «americanización» de nuestro modelo social?
—Creo que el «Estado de Bienestar» al que se refiere siempre fue una quimera porque más allá de la educación u otras prestaciones que el Estado debe prestar, se convirtió desde el principio en una especie de sustitutivo de los vínculos naturales y sociales que habían sido arrasados o destruidos previamente por ese mismo modelo. El Estado debe hacer una función de beneficiencia en el caso de los mayores o personas impedidas, pero de ahí a una ley de dependencia va un trecho. ¿Por qué se hace? Son los familiares los que están obligados a cuidar de sus mayores, en su casa. Lo que ha buscado el Estado son crear personas desvinculadas, sin ningún tipo de protección natural, que se han tenido que refugiar en el Papá Estado. El «Estado de Bienestar», en ese sentido, concediendo subvenciones y demás, ha sido malo porque nos ha convertido en borregos dependientes de unos políticos. O sea, que desaparezca ese tipo de Estado de Bienestar no me parece mal.
—¿El tercer gran partido español, después del PP y el PSOE, es el de la corrupción?
—La corrupción es una consecuencia lógica de una política sin Dios, que ha terminado convirtiéndose en una política sin moral, que ha generado una ética puramente utilitarista en virtud de la cual sólo es malo lo que hace un daño directo a alguien. El político que se queda con una «mordida» piensa que no hace mal a otros recalificando un suelo rústico, sino al contrario, cree que está creando riqueza, de la cual se queda, claro, una parte.
—¿La calidad democrática de España con qué otro país la compararía?
—Es que yo creo que no vivimos en una democracia. El problema de las «democracia» española es que no es una auténtica democracia sino una partitocracia donde el voto ciudadano está únicamente orientado hacia el fortalecimiento de las implacables estructuras de poder de los partidos políticos, que lo invaden y lo corrompen todo. Igual que en los demás países occidentales, en España no existe separación de poderes. Los partidos políticos eligen a los jueces del Tribunal Constitucional, a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, a los consejos de administraciones de las cajas, a quienes tienen el poder en las universidades. Los partidos políticos son el único poder que existe en España. La partitocracia en la que vivimos es una forma de tiranía como otra cualquiera: lo que ocurre es que el tirano no se encarna en una persona sino en un grupo de poder, en una casta o en una oligarquía.
—¿Por qué cree que los intelectuales españoles tienen tan poca visibilidad e influencia en la política y la sociedad, a diferencia de los franceses o alemanes?
—En líneas generales, la desgracia del intelectual, término siniestro donde las haya, es que, en contra de lo que parece, el intelectual suele ser un sicario del poder establecido, un mero lacayo. Yo lo que percibo en lamayoría de los llamados intelectuales españoles es una mera adhesión a los principios del régimen, es decir, a la corrección política.
—¿Cómo cree, pues, que se puede sobrevivir intelectualmente en España?
—Si uno no quiere ser devorado, tiene que mantenerse constantemente alerta, cuestionarlo todo, revolverse contra todas las ideas establecidas y los clichés hegemónicos y contra los tópicos encumbrados a la categoría de dogma, aunque esto es doloroso, porque esa irreductibilidad provoca rechazo social. La manada lo que quiere es que te incorpores como uno más.
Carlos Valiña. Juzgado de Menores de Santander. 942-248111
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Magistrado Granollers
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#2 Mensaje por Magistrado Granollers »

—Creo que el «Estado de Bienestar» al que se refiere siempre fue una quimera porque más allá de la educación u otras prestaciones que el Estado debe prestar, se convirtió desde el principio en una especie de sustitutivo de los vínculos naturales y sociales que habían sido arrasados o destruidos previamente por ese mismo modelo. El Estado debe hacer una función de beneficiencia en el caso de los mayores o personas impedidas, pero de ahí a una ley de dependencia va un trecho. ¿Por qué se hace? Son los familiares los que están obligados a cuidar de sus mayores, en su casa. Lo que ha buscado el Estado son crear personas desvinculadas, sin ningún tipo de protección natural, que se han tenido que refugiar en el Papá Estado. El «Estado de Bienestar», en ese sentido, concediendo subvenciones y demás, ha sido malo porque nos ha convertido en borregos dependientes de unos políticos. O sea, que desaparezca ese tipo de Estado de Bienestar no me parece mal.
Tiene buena parte de razón, si bien la hipertrofia del estado de bienestar hasta sustituir esos lazos personales y dar una individualización absoluta al ciudadano nace de la oferta electoral y su mercadeo para ganar las elecciones. No obstante, esa oferta no hace mas que satisfacer el anhelo que reside en todo humano desde que es un niño, de hacer lo que le da la gana y que los demás le aplaudan y además se lo financien. Los políticos simplemente -y como buenos expertos en marketing- se han dado cuenta de ello intuitivamente desde tiempos inmemoriales y a eso dirigen sus ofertas.

La paradoja es que la vorágine de hacer lo que a uno le da la gana y sin límites, acaba por quemar a la persona por dentro y provocarle un vacío, una insatisfacción, al confrontar sus acciones con lo que por educación o instinto sabe que no es correcto ni operativo, y de ahí surge la dualidad de querer luego que los demás sí cumplan reglas estrictas y no se les perdone una, los linchamientos sociales al que se sale del camino marcado, etc.

En resumen: Que me bendigan y financien lo que quiero, y que le dén palo al que se salte la bendición al hacer nada.
—La corrupción es una consecuencia lógica de una política sin Dios, que ha terminado convirtiéndose en una política sin moral, que ha generado una ética puramente utilitarista en virtud de la cual sólo es malo lo que hace un daño directo a alguien.
Ya. Por eso en los países confesionales como los musulmanes no hay corrupción alguna. Ni en el Vaticano.
—Es que yo creo que no vivimos en una democracia. El problema de las «democracia» española es que no es una auténtica democracia sino una partitocracia donde el voto ciudadano está únicamente orientado hacia el fortalecimiento de las implacables estructuras de poder de los partidos políticos, que lo invaden y lo corrompen todo. Igual que en los demás países occidentales, en España no existe separación de poderes. Los partidos políticos eligen a los jueces del Tribunal Constitucional, a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, a los consejos de administraciones de las cajas, a quienes tienen el poder en las universidades. Los partidos políticos son el único poder que existe en España. La partitocracia en la que vivimos es una forma de tiranía como otra cualquiera: lo que ocurre es que el tirano no se encarna en una persona sino en un grupo de poder, en una casta o en una oligarquía.
Completamente de acuerdo
—Si uno no quiere ser devorado, tiene que mantenerse constantemente alerta, cuestionarlo todo, revolverse contra todas las ideas establecidas y los clichés hegemónicos y contra los tópicos encumbrados a la categoría de dogma, aunque esto es doloroso, porque esa irreductibilidad provoca rechazo social. La manada lo que quiere es que te incorpores como uno más.
Esa afirmación es irónicamente contradictoria viniendo de alguien que está completamente entregado al dogma religioso establecido por otra casta especial (La jerarquía eclesiástica) y en una manada como cualquier otra que quiere uniformidad y que nadie se salga de sus reglas. Lo que acaba de dedcir puede aplicarse directamente y mutatis mutandi a él mismo.

El problema de JM de Prada, al igual que el de muchos que se sujetan a uno u otro dogma (Religioso o político, me dá igual) es que, aunque tienen muchos aciertos y a veces una gran capacidad de diagnóstico, su pensamiento en conjunto está condicionado por ese dogma. Algo así como lo que le ocurría a Kant, que posiblemente sea el mejor pensador de los últimos 500 años en la parte mas abstracta de la filosofía (Epistemología), pero que articuló el mejor sistema y teoría del conocimiento jamás vistos sobre la base de sus pensamientos cristianos y con voluntad de reafirmarlos. Por eso pasó a la historia por el método, y no por las conclusiones.

Por el contrario, el problema de los que procuramos no tener esa limitación de sujetarnos a dogmas, es que no llegamos ni de lejos a la capacidad intelectual de JM de Prada, y no digamos de Kant, así que a la postre tampoco nos sirve de demasiado :lol: :lol:

Saludos
Mas sabe el diablo por viejo que por diablo. (Antiguo Refrán Castellano)

"No hay para el hombre libre cuidado más continuo y acuciante que el de hallar a un ser al que prestar acatamiento" F. Dostojewski (Los Hermanos Karamazov)

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Carlos Valiña
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#3 Mensaje por Carlos Valiña »

Me temo que mi profesor de filosofia no fue muy bueno, o mi mente es muy limitado y nunca pude llegar a tan grandes honduras, jeje

Conste queme lei dos veces el mundo de Sofia para enterarme un poco de que iba todo esto, pero al final lo encontre demasiado evanescente.

Varias son las frases de este articulo que me han llamado la atencion, una de ellas fue esta:
—¿El tercer gran partido español, después del PP y el PSOE, es el de la corrupción?
—La corrupción es una consecuencia lógica de una política sin Dios, que ha terminado convirtiéndose en una política sin moral, que ha generado una ética puramente utilitarista en virtud de la cual sólo es malo lo que hace un daño directo a alguien. El político que se queda con una «mordida» piensa que no hace mal a otros recalificando un suelo rústico, sino al contrario, cree que está creando riqueza, de la cual se queda, claro, una parte.
Aqui creo que da en el clavo. Nos comportamos con una etica puramente individual, donde lo que hace cada uno es bueno si no causa daño directo a nadie, pero nos olvidamos del daño indirecto. Es como conducir un coche, no hace daño, pero todos conduciendo nos cargamos el planeta.

Se ha perdido la etica colectiva como administracion publica, y cada uno libra su propia guerra, precisamente por la falta de valores.

Esto tiene muy mal avio.

Saludos.
Carlos Valiña. Juzgado de Menores de Santander. 942-248111
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Candido.

#4 Mensaje por Candido. »

Coincido con Magistrado en que Prada intuye el problema pero se equivoca en su solución por sus particulares creencias.
El problema de España es moral y ético, el estado del bienestar no es en si malo ni tiene porque provocar daño a nadie.
El problema es que cuando los resortes de dicho estado se ponen en manos de personas corruptas.
En España el político no tiene voluntad ni interés en utilizar el mecanismo del estado de bienestar para proteger a los más débiles sino que lo que pretende es crear una red clientelar con la que perpetuarse en el poder.
Desde el otro lado todos intentamos conseguir algún chollo, beca o beneficio aunque sepamos que no tenemos derecho, quien puede sin ningún tapujo no solo declara pocos ingresos sino que utiliza tal declaracion para pedir becas y ayudas y luego se pasea en el Mercedes o va de viaje a Punta Cana, o miente sobre su domicilio para desgravar o apuntar a los niños a un colegio.
El problema es la falta de moral, y no es que la moral católica sea especialmente pero ante la falta absoluta de ética mejor la moral católica que ninguna.
Saludos inmorales

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