IMPUESTO SOBRE EL ÉXITO
ANDALUCÍA es la autonomía española con más altos cargos —sólo los delegados provinciales de la Junta suman más de cien— y Extremadura, la de más funcionarios por habitante; en ambas comunidades vive también el mayor número de trabajadores subsidiados. El parque móvil andaluz suma unos 1.200 coches oficiales, y el gobierno regional mantiene en el exterior —en esto le ganan Cataluña y Valencia— 22 oficinas de representación con cometidos poco claros. Uno de cada cinco empleados extremeños trabaja para la Administración. Un sector público sobredimensionado tutela —causa y efecto— la mortecina actividad de los dos territorios menos desarrollados del país, gobernados desde hace treinta años por un mismo partido que ha echado en ellos las raíces de sendos regímenes hegemónicos. Para mantener todo ese tren de gasto clientelista, y sobre todo para enarbolar un falso discurso redistributivo, las autoridades autonómicas han decidido incrementar de uno a tres puntos el IRPF de sus élites burguesas, estableciendo un impuesto adicional progresivo a partir de los 60.000 y 80.000 euros de renta. Un impuesto sobre el éxito que gravará a los escasos profesionales —alrededor de 30.000 en total— que han logrado saltar la barrera del adocenamiento burocrático.
Estos son los «ricos» que identifica el PSOE: no empresarios ni terratenientes, casi todo ellos también subvencionados, sino asalariados de cierto nivel, directivos de empresas, médicos, abogados, arquitectos, ingenieros, catedráticos universitarios. Se trata de pasar la factura política del ajuste —porque la recaudación cuantitativa será insignificante— a las clases medias altas, a los ciudadanos que han logrado a base de estudios, esfuerzo y superación situarse en un nivel de ingresos ligeramente desahogado, a la tenue masa crítica que emerge por encima de la mediocridad general de unas sociedades subsidiadas. Al ejecutivo que logra buenas cifras productivas, al jurista que gana pleitos, al especialista que ha establecido una consulta de prestigio. A la gente que ha invertido dinero y años en desarrollar su formación y no se ha conformado con el puestecito oficial, a la que aporta valor añadido en comunidades uniformadas por la resignación y la dependencia.
Esa es la mentalidad socialdemócrata en estado puro, la del arrinconamiento inclemente de cualquier intento de sobresalir en el marasmo. Una especie de anatematización del progreso individual destinada a satisfacer el instinto popular de la envidia. El mundo gris de un pseudoigualitarismo sectario: un ejército de mediocres burócratas en coche oficial dedicados a desalentar y estigmatizar la excelencia independiente.
ASOCIACION JUECES FRANCISCO DE VITORIA
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La columna de hoy de Ignacio Camacho en el ABC, que suscribo completamente como diagnóstico de los males que aquejan a España desde hace mucho:
Mas sabe el diablo por viejo que por diablo. (Antiguo Refrán Castellano)
"No hay para el hombre libre cuidado más continuo y acuciante que el de hallar a un ser al que prestar acatamiento" F. Dostojewski (Los Hermanos Karamazov)
"No hay para el hombre libre cuidado más continuo y acuciante que el de hallar a un ser al que prestar acatamiento" F. Dostojewski (Los Hermanos Karamazov)
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Ni yo
En realidad, no he votado jamás en mi vida. Las primeras elecciones que pude votar me pillaron ya en segundo de carrera, habiendo podido entender en derecho político de primero lo que es la realidad mas allá de las apariencias de democracia que nos venden. Me disgustó de tal manera la realidad de esta partitocracia oligárquica, la mentira, la ineptitud y la adhesión fanática y acrítica al lider, diga lo que diga, que decidí hace ya tiempo no tomar parte en ella. Y cada año que pasa me reafirmo en mi opinión.
Leo rápidamente todos los días en internet ABC, El País, Público y la Razón, en especial las columnas de comentaristas. Pero sin duda, uno de los mejores a la hora de calar las realidades, trascender las apariencias y acertar en lo que subyace es este Ignacio Camacho. Cierto que tiende a identfiicar demasiado la socialdemocracia con algunos tópicos, y en centroeuropa poco tiene que ver con ésto, pero es que por ejemplo en el caso andaluz y extremeño responden al cliché de maravilla.
Saludos

En realidad, no he votado jamás en mi vida. Las primeras elecciones que pude votar me pillaron ya en segundo de carrera, habiendo podido entender en derecho político de primero lo que es la realidad mas allá de las apariencias de democracia que nos venden. Me disgustó de tal manera la realidad de esta partitocracia oligárquica, la mentira, la ineptitud y la adhesión fanática y acrítica al lider, diga lo que diga, que decidí hace ya tiempo no tomar parte en ella. Y cada año que pasa me reafirmo en mi opinión.
Leo rápidamente todos los días en internet ABC, El País, Público y la Razón, en especial las columnas de comentaristas. Pero sin duda, uno de los mejores a la hora de calar las realidades, trascender las apariencias y acertar en lo que subyace es este Ignacio Camacho. Cierto que tiende a identfiicar demasiado la socialdemocracia con algunos tópicos, y en centroeuropa poco tiene que ver con ésto, pero es que por ejemplo en el caso andaluz y extremeño responden al cliché de maravilla.
Saludos
Mas sabe el diablo por viejo que por diablo. (Antiguo Refrán Castellano)
"No hay para el hombre libre cuidado más continuo y acuciante que el de hallar a un ser al que prestar acatamiento" F. Dostojewski (Los Hermanos Karamazov)
"No hay para el hombre libre cuidado más continuo y acuciante que el de hallar a un ser al que prestar acatamiento" F. Dostojewski (Los Hermanos Karamazov)