Publicado: Mar 24 Mar 2009 12:43 am
MAGISTRADO GRANOLLERS:
Respetando tu punto de vista, en lo relativo a tu respuesta a parte de lo que expuse anteriormente, como diría nuestro ex-presidente Suárez, debo discrepar y discrepo.
Es evidente que cualquier Juez hubiera delegado la agenda y lo que no es la agenda (todo lo que le apeteciera) en el Secretario Judicial anterior a la reforma de la L.O. 19/2003; es decir, en el Secretario subordinado jerárquicamente a él. Tanto que de hecho así se hizo durante años y años.
Pero esta situación, lejos de ser idílica, como pareces sugerir, era insoportable por varias razones:
1) Si partimos del hecho de que el Juez es, antes que cualquier otra cosa, un funcionario (con sus derechos y deberes como tal, entre ellos el de huelga), no es admisible que por el hecho de ser Juez asuma siempre una jefatura directa sobre otro funcionario del mismo grupo profesional que él. En las administraciones hay jefaturas, generalmente de libre designación, a la que pueden optar cualquiera de los integrantes del grupo profesional (A1, A2, C...) a la que pertenezca.
2) Esta situación provocaba el desánimo y el desprestigio de los integrantes del Cuerpo de Secretarios, pues lo trabajar de negro del señor sentado en el despacho de al lado a nadie reconforta ni estimula.
3) No se trata de que el Juez delegue o no. Se trata de que el Juez no ejerza funciones que se le han atribuido por costumbre; pero que son ajenas al núcleo de sus atribuciones constitucionales. Y, en consecuencia, tales funciones puedan ser ejercidas por otros, sean los Secretarios o quienes fueran; pero, en todo caso, POR DERECHO PROPIO, no por delegación.
Comparto contigo que lo difícil para los Secretarios es encontrar su sitio en la situación actual, porque si en una Administración normal, todos los técnicos superiores tienen funciones decisorias sobre los expedientes, en Justicia esto está reservado a Jueces (y a veces a Fiscales). De ahí los problemas para llenar de contenido a un tercer Cuerpo Jurídico Superior que ahora sale a relucir.
Salu2
Respetando tu punto de vista, en lo relativo a tu respuesta a parte de lo que expuse anteriormente, como diría nuestro ex-presidente Suárez, debo discrepar y discrepo.
Es evidente que cualquier Juez hubiera delegado la agenda y lo que no es la agenda (todo lo que le apeteciera) en el Secretario Judicial anterior a la reforma de la L.O. 19/2003; es decir, en el Secretario subordinado jerárquicamente a él. Tanto que de hecho así se hizo durante años y años.
Pero esta situación, lejos de ser idílica, como pareces sugerir, era insoportable por varias razones:
1) Si partimos del hecho de que el Juez es, antes que cualquier otra cosa, un funcionario (con sus derechos y deberes como tal, entre ellos el de huelga), no es admisible que por el hecho de ser Juez asuma siempre una jefatura directa sobre otro funcionario del mismo grupo profesional que él. En las administraciones hay jefaturas, generalmente de libre designación, a la que pueden optar cualquiera de los integrantes del grupo profesional (A1, A2, C...) a la que pertenezca.
2) Esta situación provocaba el desánimo y el desprestigio de los integrantes del Cuerpo de Secretarios, pues lo trabajar de negro del señor sentado en el despacho de al lado a nadie reconforta ni estimula.
3) No se trata de que el Juez delegue o no. Se trata de que el Juez no ejerza funciones que se le han atribuido por costumbre; pero que son ajenas al núcleo de sus atribuciones constitucionales. Y, en consecuencia, tales funciones puedan ser ejercidas por otros, sean los Secretarios o quienes fueran; pero, en todo caso, POR DERECHO PROPIO, no por delegación.
Comparto contigo que lo difícil para los Secretarios es encontrar su sitio en la situación actual, porque si en una Administración normal, todos los técnicos superiores tienen funciones decisorias sobre los expedientes, en Justicia esto está reservado a Jueces (y a veces a Fiscales). De ahí los problemas para llenar de contenido a un tercer Cuerpo Jurídico Superior que ahora sale a relucir.
Salu2