por Invitado » Mar 30 May 2006 11:38 pm
Valencia, 30/5/2006
Comparto las ideas plasmadas por el Secretariado de UPSJ en la Nota de
Prensa
publicada en la web.
El acceso a la función de Secretario Judicial debe ser exigente y
reservarse
para aquellos que demuestran un mayor número de conocimientos. Para
examinarlos, es preciso un sistema de examen riguroso. Ya que el Estado
no está
dispuesto a emplear dinero en la formación, como sí ocurre en Alemania
y
Austria o Francia (con Escuelas de formación que nada tienen que ver
con el CEJ
de Madrid, donde a nadie se le ocurriría suspender a nadie y dónde se
trata de
dar una leve pincelada formativa a los alumnos) y dado que tampoco va a
seleccionar a abogados que han demostrado su valía y que también se
examinan
para ello, com ocurre en inglaterra y Gales y en Escocia, nuestro
sistema de
oposición es el único agarradero.
La introducción desde el turno restringido es bastante deficiente.
Parte de una
muy insuficiente formación universitaria, cuyo título en el mercado
jurídico no
sirve para prácticamente nada (salvo las bolsas de interinos), y de una
oposición para su acceso que no es comparable con el nivel de
conocimientos
necesario para un Secretario Judicial.
Un test para demostrar lo que conoce el opositor del Derecho Penal, el
Mercantil, el Registro Civil, la Teoría General del Derecho, el Derecho
Constitucional, el Comunitario, el Administrativo, el Laboral y su
procesal, es
una necedad. Tengamos en cuenta que el test, per se, busca excluir
opositores,
como ocurre en Jueces, y no valorar. En Jueces, por ello, luego se
vuelven a
examinar, oralmente, los opositores supervivientes del test.
Por otro lado, el Secretarios no se volverán a evaluar los
conocimientos en esas
materias.
Durante años, la oposición fue una lotería. Entonces era peor, pues nos
la
jugábamos a 3 temas. Yo participé, a mi pesar, en aquel sistema.
Conozco a
muchos que aprobaron de chiripa. Puede que hoy sean buenos Secretarios
o
Jueces, pero desde luego no fue justo para los que no tuvieron suerte.
Y hablo
de vedadera suerte, pues no conocían todo el temario. no de la suerte
que uno
en la vida siempre ha de tener.
Hay un cuerpo de opositores muy preparado, y al que se podía reclutar
de un modo
selectivo y muy riguroso, porque hay nivel para ello. Sin embargo,
volveremos a
criterios nada selectivos. Es indudable que quienes han preparado este
sistema
no han superado nunca una oposición de primer nivel, por lo que la
desdeñan. Y
en evidente que los que la han superado, si bien no la reverencian, sí
la
respetan, porque no se pueden regalar los puestos de trabajo, contra lo
que
suelen creer los sindicatos, verdaderos impulsores de este sistema.
Y veréis que en ningún momento se trata de respetar a clases de
funcionarios,
sino de reclutar a los mejor preparados. Porque frente al derecho a
promocionar
en el empleo público, está el derecho más importante a acceder a un
puesto de
trabajo, lo que se relaciona con la cordura del Estado si quiere
reclutar a
jóvenes bien preparados. Esa buena preparación será la que conforme su
práctica, y no la rutina de su trabajo anterior, por muy bien que le
pudiera
parecer al funcionario del cuerpo de gestión correspondiente.
Valencia, 30/5/2006
Comparto las ideas plasmadas por el Secretariado de UPSJ en la Nota de
Prensa
publicada en la web.
El acceso a la función de Secretario Judicial debe ser exigente y
reservarse
para aquellos que demuestran un mayor número de conocimientos. Para
examinarlos, es preciso un sistema de examen riguroso. Ya que el Estado
no está
dispuesto a emplear dinero en la formación, como sí ocurre en Alemania
y
Austria o Francia (con Escuelas de formación que nada tienen que ver
con el CEJ
de Madrid, donde a nadie se le ocurriría suspender a nadie y dónde se
trata de
dar una leve pincelada formativa a los alumnos) y dado que tampoco va a
seleccionar a abogados que han demostrado su valía y que también se
examinan
para ello, com ocurre en inglaterra y Gales y en Escocia, nuestro
sistema de
oposición es el único agarradero.
La introducción desde el turno restringido es bastante deficiente.
Parte de una
muy insuficiente formación universitaria, cuyo título en el mercado
jurídico no
sirve para prácticamente nada (salvo las bolsas de interinos), y de una
oposición para su acceso que no es comparable con el nivel de
conocimientos
necesario para un Secretario Judicial.
Un test para demostrar lo que conoce el opositor del Derecho Penal, el
Mercantil, el Registro Civil, la Teoría General del Derecho, el Derecho
Constitucional, el Comunitario, el Administrativo, el Laboral y su
procesal, es
una necedad. Tengamos en cuenta que el test, per se, busca excluir
opositores,
como ocurre en Jueces, y no valorar. En Jueces, por ello, luego se
vuelven a
examinar, oralmente, los opositores supervivientes del test.
Por otro lado, el Secretarios no se volverán a evaluar los
conocimientos en esas
materias.
Durante años, la oposición fue una lotería. Entonces era peor, pues nos
la
jugábamos a 3 temas. Yo participé, a mi pesar, en aquel sistema.
Conozco a
muchos que aprobaron de chiripa. Puede que hoy sean buenos Secretarios
o
Jueces, pero desde luego no fue justo para los que no tuvieron suerte.
Y hablo
de vedadera suerte, pues no conocían todo el temario. no de la suerte
que uno
en la vida siempre ha de tener.
Hay un cuerpo de opositores muy preparado, y al que se podía reclutar
de un modo
selectivo y muy riguroso, porque hay nivel para ello. Sin embargo,
volveremos a
criterios nada selectivos. Es indudable que quienes han preparado este
sistema
no han superado nunca una oposición de primer nivel, por lo que la
desdeñan. Y
en evidente que los que la han superado, si bien no la reverencian, sí
la
respetan, porque no se pueden regalar los puestos de trabajo, contra lo
que
suelen creer los sindicatos, verdaderos impulsores de este sistema.
Y veréis que en ningún momento se trata de respetar a clases de
funcionarios,
sino de reclutar a los mejor preparados. Porque frente al derecho a
promocionar
en el empleo público, está el derecho más importante a acceder a un
puesto de
trabajo, lo que se relaciona con la cordura del Estado si quiere
reclutar a
jóvenes bien preparados. Esa buena preparación será la que conforme su
práctica, y no la rutina de su trabajo anterior, por muy bien que le
pudiera
parecer al funcionario del cuerpo de gestión correspondiente.